Traducción y transcripción van de la mano. Seguro que en algún momento has oído hablar de la transcripción, pero ¿qué es la transcripción y para qué se utiliza en el mundo de la traducción?

 

Podríamos definir la transcripción como un método que consiste en trasladar todo aquello que se dice o aparece en un archivo de audio o vídeo a un documento escrito. Las transcripciones nos son especialmente útiles cuando queremos tener el contenido de los audios o vídeos en un formato escrito, ya sea para hacer búsquedas, tener constancia o incluso para poder traducir este contenido a los idiomas que necesites.

 

Existen dos tipos de transcripciones, la literal y la natural. Por una parte, la transcripción literal, como su propio nombre indica, consiste en trasladar palabra por palabra de manera muy exacta todo lo que se escucha (incluyendo muletillas, interjecciones, frases inacabadas, repeticiones…). Este tipo de servicio son los que se utilizan, por ejemplo, en el ámbito jurídico.

Por otra parte, también existe la transcripción natural que, a diferencia de la literal, consiste en trasladar el mensaje que se interpreta del archivo original a un mensaje escrito en el que se corrigen los errores gramaticales, balbuceos… y toda clase de información que no aporta valor y que entorpece el ritmo de lectura de un texto final. Este tipo de transcripciones se suele utilizar para contenido en redes sociales, presentaciones de productos, comunicaciones internas…

 

Aunque en principio el proceso de transcripción parezca muy sencillo: escuchar la grabación y escribirla en un documento, en la práctica no lo es tanto ya que es necesario tener un par de cuestiones en mente. En primer lugar, la persona que realiza esta acción debe ser un lingüista nativo del idioma en el que se va a realizar, especialmente si se trata de una transcripción natural en la cual es necesario un trabajo de interpretación previo a la escritura; además, es muy importe que el documento de destino sea correcto y no contenga ningún tipo de error gramatical ni ortográfico. La experiencia también es un factor clave a tener en cuenta, ya que una persona que nunca ha realizado este trabajo previamente podría tardar hasta cuatro veces más que un profesional. Por último, si el texto a transcribir es técnico, en ese caso necesitaremos a un especialista en el campo que sea capaz de reconocer la terminología empleada y asegure una homogeneidad en el documento final.

 

¿Y el estenógrafo que és?

Seguramente muchos de vosotros, no habéis oído hablar de esta máquina tan curiosa. Sirve para ganar velocidad y que las palabras habladas pueden ser registradas por un mecanógrafo. Los reporteros, o los que crean subtítulos, entre muchos otros, usan estenógrafos para registrar más de 200 palabras por minuto. También es un herramienta popular muy usada en juzgados.

Los estenógrafos sólo tienen 22 teclas. Cada sonido fonético es reducido a ya sea una letra o a una combinación de letras. Resumiendo, nada que ver con el teclado QWERTY de un PC.

 

 

Tener nuestros archivos transcritos nos ofrece una serie de ventajas, como por ejemplo el hecho de poder crear subtítulos a partir de estas transcripciones y hacer que nuestro mensaje llegue de forma más visual a muchas más personas y en muchos otros idiomas sin necesidad de utilizar el doblaje. También nos puede resultar útil tener nuestros archivos en formato texto, ya que dispondremos de toda la información necesaria a nuestro alcance de manera sencilla sin necesidad de pausar, rebobinar, adelantar y atrasar el reproductor para hacer búsquedas. Finalmente, la transcripción nos puede ayudar a ser más accesibles si nuestra estrategia de márquetin es abrirnos a nuevos mercados, ya que puede ser una buena herramienta que nos ayude a mejorar nuestro posicionamiento y ser más visibles en Internet.

 

 

En Interleng ofrecemos continuamente servicios de transcripción a todas las empresas que, además de ahorrar mucho tiempo en un trabajo que es muy tedioso, el resultado final es una transcripción fiel al original, profesional, gramaticalmente y ortográficamente correctos.