Los libros son poderosas herramientas que se utilizan para educar, entretener y difundir. Trascienden todas las fronteras lingüísticas que puedan surgir en su camino; acercan a los lectores culturas diferentes; transcurren en épocas pasadas, presentes, futras, reales o imaginarias y ayudan a abrir la mente a los lectores.

 

Algunas historias abarcan generaciones, influyen a todo aquel que lee y escribe dentro de esa cultura, son esos libros especiales que enseñan, conmueven y nos invitan a atesorarlos para siempre. Se tratan de clásicos que, por tener esta definición, no tienen fecha de caducidad y mantienen su valor histórico a lo largo de los años, siendo comprendidos y amados por personas de culturas distintas a la del autor.

 

Don Quijote se considera uno de estos grandes clásicos de la historia, fue escrito por Miguel de Cervantes en 1612. El clásico se encuentra entre los libros que más han circulado y vendido, se calcula que entre 500 y 600 millones de copias en todo el mundo. Algunos dicen que es el clásico literario más leído en el mundo si se tiene en cuenta su número de tiradas.

 

Además, la historia del hidalgo caballero es considerada por muchos como la primera novela moderna y también se ha convertido en uno de los libros más traducidos. En toda la historia de la literatura universal, hay muy poquitas obras que, como el Quijote, se han leído en culturas tan distintas de la original y en idiomas tan variados. Este fenómeno de proyección internacional ha sido posible gracias a que la novela se ha traducido a más de 140 idiomas y dialectos.

 

Originalmente estaba compuesto por dos partes, la primera originalmente se llamó El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha y consta de 52 capítulos, se publicaron en 1605. El título de la segunda parte fue El Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha, consta de 74 capítulos y se publicó en 1615. Se narra la historia de las aventuras de un noble que, tras leer tantas historias de caballeros, decide convertirse en uno con la intención de ayudar a los pobres y lograr el amor de la supuesta Dulcinea del Toboso.

 

La primera traducción fue al inglés en 1612 y la segunda en 1614 al francés, desde entonces el proceso de difusión de esta novela no ha parado, incluso hoy en día, después de cuatrocientos años, las traducciones de Don Quijote son un acto de cultura emblemático. Aparecen nuevas en países que ya disponían de traducciones clásicas y consagradas y se realizan otras con criterios nuevos, también surgen traducciones en lenguas en las que aún no se había realizado, como es el caso de la versión en otomí, el idioma que se habla en las comunidades indígenas del altiplano central mexicano; el coreano; el guaraní o el esperanto, de reciente creación.

 

Una curiosidad sobre las traducciones que se hacen de la novela clásica española es la historia de amor de un traductor francés que no pudo aceptar el trágico final de Don Quijote y cambió el final del intrépido caballero que, en lugar de morir, se curó de su enfermedad. Filleau de Saint Martin escribió una continuación en francés, titulada Historia del admirable Don Quijote de la Mancha.

 

Filleau falleció antes de terminar su trabajo, que fue continuado a principios del siglo XVIII por Robert Challe.