El castellano es la lengua romance de mayor difusión en el mundo actual. Se habla en casi toda la península ibérica, en el sudoeste de U.S.A., México, América Central y América del Sur (a excepción de Brasil y Guayanas) y además es la lengua de un grupo de hablantes de Filipinas.

 

Pero ¿A cuándo se remonta su historia y qué marcas de otros idiomas conserva en sus palabras?

 

Lenguas prerromanas

Cuando los romanos llegan en el 218 a. C., al Norte de la Península Ibérica se hablaba lo que hoy es el euskera (vasco). En el Sur, estaban los tartesios y los iberos. En el Centro y el Noroeste de los ligures, los celtas y los celtíberos. Todas estas lenguas dejaron su marca en el castellano y en el resto de las lenguas constitucionales, menos el euskera, ya que el País Vasco no sufrió la dominación romana como el resto de la Península y por eso conservó su propia lengua.

Todavía quedan en la actualidad palabras de origen prerromano como: barro, cabaña, cerveza, salmón, carpintero, etc.

 

La llegada del latín

En el año 218 a. de C. los romanos lucharon con los cartagineses y conquistaron la península. Mientras los romanos conquistaban la Península Ibérica, el latín se extendió por todo el territorio creando una unidad lingüística que nunca había existido gracias a la ayuda del cristianismo y la evangelización.

La mayoría de las palabras del castellano proceden del latín: los días de la semana (menos el sábado), los meses del año, muchos nombres de ciudades y pueblos, los numerales, etc.

A través del latín también aprendimos palabras griegas, llamadas helenismos: cirugía, estómago, melancolía, comedia, escuela, etc.

 

La lengua de los pueblos germánicos

Durante el siglo V después de Cristo, los pueblos bárbaros o germánicos invadieron la Península Ibérica, entre estas tribus estaban los visigodos. Los visigodos se adaptaron a la cultura y al latín que se utilizaba en España; pero han dejado muchas palabras de su lengua, que se llaman germanismos: guerra, robar, guardar, dardo, albergue, etc.

 

La lengua árabe

En el año 711, diversas tribus dispersas de Arabia iniciaron la guerra santa y en 7 años conquistaron España. Los árabes ocuparon prácticamente toda la Península y estuvieron un total de 8 siglos, es por eso que nos dejaron muchísimas palabras: alfalfa, naranja, azahar, alcázar, albornoz, etc.

 

El castellano primitivo

Con llegada de los pueblos germánicos, se produjo la pérdida de unidad del latín y la aparición de variantes de este en distintas zonas geográficas. Aparecieron las lenguas romances españolas: gallego, leonés, asturiano, castellano, navarro-aragonés y catalán. En la zona dominada por los árabes, los cristianos, y también muchos árabes y judíos, hablaban el mozárabe, un latín evolucionado con muchos términos árabes.

 

Dialectos

Al Norte, el gallego-portugués, el leonés, el castellano (Cantabria) el navarro-aragonés y el catalán. Al Sur, los dialectos mozárabes. De esta manera se va formando el mapa actual lingüístico de la Península ibérica, constituido por cuatro lenguas románicas: castellano, catalán, gallego y portugués; además de una lengua no románica: el euskera (vasco).

 

Siglos X al XIV

Durante los siglos XI al XIII hubo una gran inmigración de franceses a España, favorecida por enlaces matrimoniales entre reyes españoles y princesas de Francia y Occitania. En esa época se introducen muchos galicismos y occitanismos: trobar, salvaje, peaje, ligero, galán, etc.

 

Siglos del XV al XVII

En la época de los Reyes Católicos (1474-1517) el castellano dominaba sobre las demás lenguas peninsulares. Tras la conquista de Granada (1492), los Reyes Católicos expulsaron a los judíos y se llevaron con ellos el castellano, que pasó a denominarse judeo-español o sefardí.

En 1492, Elio Antonio de Nebrija, gran humanista español, publicó su Gramática Castellana, la primera de las lenguas románicas, con la intención de definir y preservar la estructura del castellano de cara al futuro. En esta época el castellano había perdido muchos de sus rasgos medievales: pérdida de la f inicial latina sustituida por la h aspirada: farina por harina; la t final se convierte en d: bondat por bondad; y, en Sevilla, se inicia el seseo y ceceo: diesmo (diezmo), Andrez (Andrés).

 

Siglos XVI y XVII

Durante los siglos XVI y XVII el latín se usaba en las universidades y se seguía considerando un modelo. El poder político y económico de España tuvo como consecuencia un desarrollo cultural, cuyo vehículo será el castellano, que se denominará español. Su prestigio aumentó en España y en Europa y se convirtió en la lengua de las cancillerías diplomáticas y, gracias a la imprenta, se publicaron gramáticas y diccionarios.

 

Siglo XVII

Carlos I logró hacer del español una lengua universal. El contacto entre España e Italia era muy intenso en aquella época. Muchos de nuestros libros se imprimieron en Italia, se representaba nuestro teatro y existían escuelas donde se enseñaba la lengua española. El español estuvo influido en esta época por la lengua italiana lo vemos en palabras como: cortesano, novela, carnaval, terremoto, capricho, etc.

 

Evolución del idioma

En los siglos XVI y XVII se produjo una labor de selección entre sonidos y formas que condujo a una considerable evolución de la lengua. Los fonemas que prevalecieron: s sorda, ss sonora, z sonora ç, en el siglo XVI (pronunciada como ts).

En el siglo XVIII, los cambios fueron los siguientes: ç sorda, g y j sonora, g y j (sorda) y x sorda. Además, al léxico español se incorporan galicismos (ocre, corcel, barricada), italianismos (novela, campeón, escopeta), lusismos (mermelada, caramelo, bandeja), por el contacto que hay con estos países, y también palabras de las lenguas indígenas americanas (patata, chocolate, tiburón).

 

El español moderno

En el siglo XVIII el castellano tropezó con la barrera de normas establecidas. El reflejo de este conservadurismo es la fundación en 1713 de la Real Academia Española por orden de Felipe V. Su intención es velar por la pureza del idioma. Uno de sus primeros trabajos fue la publicación del llamado Diccionario de Autoridades (1726-1737).

En 1741 se publicó la Ortografía y se unifican las normas ortográficas, por ejemplo: supresión de la ss; sustitución de ph, philosofía; y th, teatro, por f y por t; empleo de x para representar el sonido gs, examen; x deja de ser equivalente de j, México y paxe.

En 1771 se publicó una Gramática de la lengua española y en 1780, se obligó a enseñar dicha gramática en todas las escuelas del reino. Debido a la presencia de los Borbones en el trono de España, se produjo una invasión de la cultura francesa, lo que provocó una invasión exagerada de galicismos en el español contra los que algunos autores y la Academia lucharon.

 

Siglo XIX

En este siglo, se logró superar una de las peores pruebas por las que tuvo que atravesar el español: la independencia de los países hispanoamericanos. El peligro para conservar la unidad de la lengua se superó con la creación de Academias en ellos. La Academia Colombiana en 1871, la Mejicana, la Salvadoreña y la Venezolana.

Los cambios radicales experimentados por las formas de vida y pensamiento influyeron en el vocabulario español. La ciencia, la filosofía, la tecnología, la política… exigieron la constante ampliación de las nomenclaturas. La lengua inglesa, que había permanecido ignorada en el continente durante los siglos XVI y XVII empezó a ejercer influencia, por ejemplo: dandy, club, rifle, revólver, golf y un largo etc.

 

Siglo XX

En la evolución del castellano actual intervinieron nuevos factores: la extensión de la cultura general y la enseñanza a las clases más desfavorecidas, la producción editorial y periodística, la presencia masiva de la radio, la televisión y los ordenadores. Todo esto provocó una acción niveladora y unificadora de la lengua en todo el ámbito hispanohablante.

Se continuó la tendencia de adaptar lo más posible la fonética a la pronunciación. En este sentido fueron encaminadas las normas de la Academia de 1952 y 1959: Supresión de la tilde: á por a, monosílabos (fuí por fui). Utilización libre de s por ps: sicología. Utilización libre de t por pt: setiembre, s por sb: sustancia. Entre otros cambios.

Hoy, la situación de las lenguas en España ofrece una panorámica totalmente nueva. La Constitución de 1978 creó las bases para pasar de la diglosia al bilingüismo. Actualmente, el español, o castellano, es la lengua oficial y pertenece a la cultura de más de 350 millones de seres humanos, lo que la pone a la cabeza de la familia de las lenguas románicas.